El 4 de Febrero de 1992 (publicado en febrero de 2007)

No puedo olvidar...con cada cadena irrespetuosa me lo recuerda, me lo machaca...

Monday, February 05, 2007

El 4 de Febrero de 1992

La madrugada del 4 de febrero de 1992 fué sorpresiva no sólo para mí, sino para todos los venezolanos que nos despertamos sobresaltados ese día con tan inusuales acontecimientos. Recuerdo que sonó el teléfono de mi casa, me levanté con el gran susto de esperar malas noticias y lo digo porque cuando el teléfono suena a esas horas por lo general no se espera nada bueno. Efectivamente era un familiar que vive en Caracas y exaltada anunciaba a través del hilo telefónico que los militares estaban tumbando al gobierno. ¡Sorpresa! a levantarse corriendo, creo que encendí el televisor, me quedé por un momento en blanco de no saber qué hacer, a quién llamar, para pedir información.

Me impactó mucho ver la tanqueta estrellarse contra la puerta del Palacio de Miraflores, los soldados en apariencia dispuestos a dar su vida con su armamento a la mano... ¡horrible! Siento que con todos esos acontecimientos traspasamos una línea difícil de no retorno. Si somos ciudadanos de convicción democrática, no pudimos en ese momento ni mucho menos en este reconocer una fecha con estas características, como un día de júbilo, cómo quiso venderlo el gobierno el día de ayer domingo 4 de febrero de 2007. ¿Qué celebraban? violentaron el hilo democrático, sin importar cuáles eran sus razones de peso, no se justificaba todo el caos, anarquía y muerte que reinó ese día. ¿En qué momento el Sr. Hugo Chávez, Jesús Urdaneta, Francisco Arias Cárdenas y Joel Chirinos se sintieron dueños de la verdad absoluta para acometer esta aventura de consecuencias ya palpables y que parecieran no terminar?.

Estaba frente al televisor, observo el reportaje que transmiten, esperan las declaraciones del cabecilla del movimento, cuando se abre la puerta, ya ni me acuerdo de dónde, aparece el personaje con el traje de campaña y su boina roja y pronuncia aquél "por ahora". Me estremecí y sólo pude decirme a mi misma, este señor no augura nada bueno. ¡Lamento haber tenido razón! No me equivoqué. Ni siquiera la Comisión de Notables que se conformó para afrontar la crisis y la testarudez de nuestro flamante presidente de turno pudo conjurar el efecto de ese "por ahora". El protagonista de esa cruzada sangrienta súbitamente y en pocos días se convirtió en mártir, la imagen de la redención de una patria que se encontraba arrodillada a flagelos como la corrupción, el clientelismo político y medidas económicas asfixiantes. Ahí estuvo su victoria, su desquite. Chávez desde su primera aparición ante los medios fue glorificado, justificado por todos aquellos que encontraron en su verborrea y labia la esperanza de un cambio para el país.

Nunca me engañó y hoy más que nunca lo mantengo. El resentimiento es muy mal consejero y ese es el combustible para su proyecto personalista y autoritario. Lo de ayer en el Paseo Los Próceres fue lamentable y más lamentable aún fue escuchar a los integrantes de nuestras Fuerzas Armadas hablar de !Socialismo y Muerte¡. No hay ética, no hay servicio al país sino a un proyecto. Y qué decir de la periodista de VTV reclamar que los medios impresos como el Nacional colocaran en su primera página el testimonio de una madre que perdió a su hija durante estos sucesos del 4 de febrero. ¡Todos malintencionados en ese periódico! según la periodista, esperar precisamente ese día que es de júbilo nacional para publicar semejante noticia...¡por favor! no se pueden negar los muertos, los heridos y todos aquellos que quedaron con huellas imborrables de ese día, por el sólo hecho de encontrarse en el lugar y momento equivocados.

El 4 de febrero es día de luto nacional, no le busquen más vueltas. Un grupo de militares violentó el estamento democrático y pretendía hacerse del poder a la fuerza. Así cómo Chávez no deja de machacar el 11 de abril de 2002 cómo un día de verguenza para el país, no puede a golpe de poder, lavado de cerebro y soberbia imponernos unas visión diferente de lo que sucedió ese 4 de febrero de 1992.

Mi país es una locura, una contradición permanente, una incertidumbre a manos de un personaje obsecado y obnubilado por el poder. Estamos sujetos al capricho y a la orden de turno. Al grito de ¡Ordene mi Comandante! ya cedieron los miembros de la Asamblea Nacional, ya la historia se encargará de juzgarlos. Lamento que hayan coincidido con mi ciclo vital y experimentar cómo están desgarrando a la nación.

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