¿Política o Realismo Mágico? (I)


“América Latina es mágica. García Márquez no es el culpable de extender esta creencia por el orbe –o de convertirla en la frase favorita de los operadores turísticos-, pero muchos de sus lectores así lo piensan. …La propaganda se mantiene: vivimos en un territorio extraño, ajeno a la modernidad occidental, donde los milagros se administran en abundancia y todo puede ocurrir; un lugar donde conviven la violencia y lo sobrenatural, la miseria y los prodigios; un paraíso donde se superponen las tradiciones prehispánicas y la superchería católica y donde la única lógica es la ausencia de lógica…” (2)
Jorge Volpi

La muerte reciente de Gabriel García Márquez (GGM) removió sentimientos de todo tipo y no es para menos tratándose del escritor que fue y la trascendencia de su obra. Ahora, pretendo referirme al utilizar la acción remover, a un movimiento de voces que se pronunciaron no solo desde el mundo literario sino también desde el mundo político, especialmente en América Latina, no faltaba más. Todas estas voces mostraban consternación por la noticia ante un hecho ineludible de la vida, porque en el fondo existe un resistir ante una realidad tan lapidaria. GGM representó a través de su legado, la imaginería de parte de un continente que causaba curiosidad y a la vez sorpresa, sorpresa ante la idea figurativa de permanecer como un espacio vírgen y hasta salvaje. En este sentido, recuerdo mi primer viaje a España, el asombro  mayúsculo que experimenté cuando al conversar con algunos niños de aquél momento, finales de los años setenta, familiares de los amigos que me acompañaban en la travesía, pues éstos pensaban que aún por estas tierras andábamos en güayucos.

Leyendo el libro de Jorge Volpi (1) no pude menos que recordar la anécdota anterior, ya que para Volpi y muchos otros, GGM representó una referencia tan gigantesca que todo el que pretendía ser escritor connotado en América Latina debía respetar el estilo de una narrativa fantástica, pintoresca, costumbrista y acariciada siempre por el eterno devenir de un destino díscolo para tierras geográficas llenas de metáfora, escurridizas en idearios, dirigidas por lo general por caudillos, herencia notable de las gestas independentistas, hombre fuertes que vendían eternos sueños de gloria envueltos en luchas intestinas que solo pretendían eternizarlos en el poder.

¿Por qué la política?

Somos animales políticos, el hombre indudablemente que es un animal político, ¿cómo dudarlo? Observo con mucha suspicacia aquél que de forma insistente escurre este tema con la excusa de autodefinirse como “apolítico” ¿es posible? Tengo mis dudas. Creo que fue el filósofo español Fernando Savater quién en una oportunidad afirmó que el individuo puede pretender desentenderse de la política, más sin embargo en algún momento sus tentáculos le alcanzarán, porque es imposible dentro de los términos del sentido común, vivir aislado.

El término política proviene de la expresión “polis”, constructo de origen griego, que en su momento representó la forma de organización establecida por los habitantes de Estados de la antigüedad, para vivir en comunidades bajo normas de convivencia que permitieran la coexistencia dentro de valores ligados a  estamentos sociales establecidos (ciudadanos libres, extranjeros y esclavos). Estas ciudades, para llamarlas de alguna forma, gozaban de autonomía para la toma de decisiones en cuanto  a  cómo debía ser administrado el poder dentro de éstas, donde la evolución de esa administración podía ir desde el absolutismo más desconcertante hasta el más vulgar populismo, representado en tiranos que solo actuaban en función de sus propios intereses.

Entonces, en América Latina, el ejercicio del poder se ha convertido en la excusa perfecta para que iluminados, héroes, elegidos o salvadores de la patria aparezcan dentro de la arena política como aquéllos que pueden conducir a sus naciones a un estado de bienestar excepcional, ¿por qué esto es así? ¿cuáles son esos poderes extraordinarios que se atribuyen estos mesías reencarnados?  Venderse muy bien mediante una labia prodigiosa, manipular a través de palabras poderosas con significado circunstancial, para finalmente sucumbir a sus apetitos mesiánicos. Desafían incluso las leyes de la naturaleza y se consideran eternos,  tuercen la historia de prosperidad ciudadana en aras de la búsqueda de escenarios utópicos que solo persiguen imponer ideas que reprimen y anulan la condición individual. Aquí es dónde el concepto de democracia suena como un comodín oportuno …


(Como consecuencia de las acciones independentistas)

 « A partir de entonces, las ideas democráticas (aún si se referían a una democracia todavía incipiente y embrionaria) ocuparon un lugar privilegiado en la construcción imaginaria de nuestras sociedades: la posibilidad de que el pueblo –o al menos ese pueblo masculino de criollos y mestizos- pudiese elegir libremente a sus dirigentes se convirtió en un anhelo universal. Y, como habría de comprobarse en los siglos venideros, universalmente traicionado. Una y otra vez fueron desafiadas, corrompidas o aplastadas por sus enemigos. La lógica política latinoamericana quedó sellada por esta maldición en espiral: cada paréntesis democrático habría de ser brutalmente socavado por sus rivales autoritarios. El inefable siglo XIX latinoamericano se redujo entonces a una penosa sucesión de levantamientos y asonadas – enumerarlos deviene una tarea ardua o irrisoria, magníficamente parodiada en Cien años de soledad-, que elevó a la democracia a la categoría de empresa irrealizable, de sueño compartido, de añorada ilusión a todos nuestros problemas. “Ahora no ha sido”, se consolaban los derrotados, “pero otra vez será”. Así, la democracia latinoamericana se conjugó siempre en futuro…»
Jorge Volpi (3)

¿La democracia, concepto escurridizo?

¿Sabemos realmente lo que es vivir en democracia? ¿Dominamos con suficiente propiedad lo que significa un estado democrático? Pareciera, a la luz de los hechos y acontecimientos que se observan en el país que la democracia es algo muy preciado que se invoca constantemente, pero que cuando se solicita definirla, el efecto traductor de los pensamientos en palabras concretas, se parece más a una sensación que a la identificación clara de los elementos que deben acompañarla. No pretendo con la afirmación anterior caer en generalizaciones peligrosas y es posible que existan investigaciones con credibilidad suficiente que puedan rebatir esto, más sin embargo, cuando he intentado obtener una conceptualización del término en mi entorno más cercano, el denominador común es definirla principalmente por el derecho que se tiene a votar para elegir a los gobernantes que ocuparán por un tiempo finito puestos de dirección del Estado, logrado a través de una mayoría que domina, así sea por un voto. ¿Realmente es así?

     ¿Cómo la define el diccionario? Veamos …

       1)   f. Doctrina política en favor del sistema de gobierno en que el pueblo ejerce la soberanía mediante la elección libre de sus dirigentes. (4)
2)  f. Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno.
  Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado. (5)

Complementemos lo anterior profundizando un poco más en las raíces del término:

“El concepto conocido en español como democracia tiene sus bases en el antiguo griego y se forma al combinar los vocablos demos (que se traduce como “pueblo”) y kratós (que puede entenderse como “poder” y “gobierno”). La noción comenzó a ser empleada en el siglo V A.C., en Atenas.
En la actualidad, se entiende que la democracia es un sistema que permite organizar un conjunto de individuos, en el cual el poder no radica en una sola persona sino que se distribuye entre todos los ciudadanos. Por lo tanto, las decisiones se toman según la opinión de la mayoría.” (6)



Las definiciones que proporciona el diccionario en el primer bloque y lo que describe el segundo, pareciera dar la razón al sentir espontáneo de explicar la democracia desde elecciones, votos y la acción del pueblo en el gobierno a través de la opinión de la mayoría. Persisto en mi insistencia …¿es así realmente? ¿qué sucede en el caso que esas mayorías que intervendrán dentro del gobierno a través de su opinión al colocar el voto en una urna electoral, no estén preparadas para ejercer sus derechos ciudadanos? ¿qué sucede cuando el ejercicio del voto no es un acto libre sino condicionado? ¿qué sucede cuando una sociedad desconoce lo que es la palabra ciudadano y no ejerce de manera apropiada sus deberes civiles? ¿Existe democracia en estos casos? ¿Puede hablarse de democracia desde la ignorancia de una sociedad que no sabe ejercer sus derechos políticos, ignorancia que incluso es avalada por quienes detentan el poder?

El artículo 2 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) establece:

"Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político."

Se adiciona a todo lo expuesto hasta ahora, el Estado democrático. Como un ejercicio individual evaluemos si realmente ese Estado que nos gobierna en estos momentos propugna lo que el articulado ya referido enumera. La vida vale poco, balas perdidas e intencionales atentan todos los días contra el venezolano común, la cifra de veinticinco mil muertos del año 2013 no puede ser más elocuente (7) y estamos catalogados como el segundo país más violento (8) ¿Entonces? ¿Cómo puede hablarse de democracia en un país donde el derecho a la vida está en entredicho cuando el gobierno no reconoce el problema en una dimensión integral  y solo trabaja en función de intereses ideológicos y partidistas? No lo veo claro …

A esto agregue el hecho de que el pluralismo político, condición que  me parece importante dentro de un Estado democrático tampoco es aceptada dentro del ejercicio del poder. Cuando se fija la mirada en el tren ministerial que conforma el poder ejecutivo, no existe explicación lógica o razonada que justifique que se reciclen una y otra vez las mismas caras, las mismas revanchas, los eternos resentimientos y odios, las reducidas competencias para los cargos que detentan. Para demostrar esto no es necesario fundamentarse en fehacientes documentos, el país entero en estos momentos, es una demostración contundente del fracaso del modelo político y económico que nos gobierna muy a pesar de las declaraciones del propio gobierno ¿Escuchó el grito de guerra de la Ministra de Prisiones cuando se enteró del asesinato de un concejal del partido de gobierno a manos del hampa semanas atrás? (9) ¿Escuchó la explicación del Sr. Rafael Ramírez hablando de lo exitoso del modelo que defiende, adobado con el sempiterno componente ideológico? (10)

La democracia puede estar amparada en la opinión de las mayorías pero al constituirse el gobierno, éste no puede ni debe anular a las minorías, no suena temerario pensar que en todo caso debe gobernar para ellas, sobre todo si se analiza la dialéctica de la preferencia política venezolana, donde una polarización muy marcada, propiciada por el ya fallecido líder y promotor de este proyecto llamado “Socialismo Bolivariano del siglo XXI” que al margen de la constitución promovió la construcción de  un Estado distorsionado, alejado de los elementos que señala el artículo 2 de la CRBV, ya reseñado con anterioridad. Este Estado distorsionado y amorfo, se ha erigido en un escollo de importante consideración hacia el estado de bienestar que toda sociedad clama con justa propiedad. Debo insistir nuevamente, si las intenciones de un proyecto político son verdaderamente democráticas, lo que se estilaría en esta nación de extremos, es un gobierno de coalición nacional, donde la oposición tenga cabida y pueda aportar igualmente ideas para enfrentar los grandes problemas nacionales, garantizándose así la gobernabilidad, y la tranquilidad  de todos los ciudadanos que componen a la sociedad venezolana. ¿Se llegará realmente a algo con el ejercicio de diálogo que se lleva a cabo en estos momentos entre el gobierno y la oposición?

¿Y el Realismo Mágico? Falta en este cuento, continuará …

   

(1) Volpi, Jorge (2009). El Insomnio de Bolívar. Cuatro consideraciones intempestivas sobre América Latina en el siglo XXI. Debate. Colombia
(2) Volpi, Jorge (2009). El Insomnio de Bolívar. Cuatro consideraciones intempestivas sobre América Latina en el siglo XXI. Debate. Colombia. Sección: Sin cola de cerdo, pág. 67
(3) Volpi, Jorge (2009). El Insomnio de Bolívar. Cuatro consideraciones intempestivas sobre América Latina en el siglo XXI. Debate. Colombia. Sección: Democracias Imaginarias, pág. 90
 (5) http://www.wordreference.com/es/en/frames.aspx?es=democracia
10) http://www.menpet.gob.ve/noticias.php?option=view&idNot=3195

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